COMO ME CONVERTI EN JARDINERO

Pasamos un infierno en una casa extremadamente húmeda; así que cuando estuvimos listos para construir nuestra propia casa buscamos el emplazamiento más seco posible.

Tengo que decir que disfrutamos sobremanera de todo el proceso de planificación y construcción de la casa, el lugar cerca de la playa de Es Codolar en San Francisco, Ibiza, era tan seco como deseábamos. Construida la casa, pasamos algún tiempo disfrutando de ella, hasta que empezamos a echar de menos los días en los que imaginamos como tenía que ser y como debíamos construirla.

Hasta aquel momento no habíamos reparado demasiado en el solar que rodeaba nuestra casa. Fué entonces cuando se nos ocurrió que quizá ahí había una oportunidad para seguir disfrutando.

Cuando miramos en derredor, nos dimos cuenta de que tal vez no era el mejor lugar para construir un jardín. El solar era un baldío que en algún momento fue un campo de cebada para las cabras. En el solo había una higuera en estado comatoso y un pedregal en toda la extensión de la palabra. Como estábamos de todas formas determinados a proseguir en nuestro intento, empezamos a quitar piedras y a visitar viveros de plantas. También nos hicimos con algunos libros como guía.

Construimos un jardín regado por goteo con un espacio central sembrado de grama y regado con aspersores. Despues de muchos fracasos con plantas que no soportaban las condiciones del suelo y las ambientales, empezamos a prestar más atención a estos aspectos. Fue después cuando empezaron los problemas con el agua. Los pozos que nos suministraban el agua, empezaron a salinizarse progresivamente y finalmente todo se derrumbó.

Después del fiasco, éramos conscientes de que teníamos pocas opciones,.De hecho solo teníamos dos, dejar que la parcela revirtiera al erial que había sido o acometer una aventura arto complicada.

Hasta aquel momento nuestra implicación en el jardín había sido meramente funcional, adecentar el solar para hacerlo «habitable» con un centro de grama regado con aspersores, una rocalla, un par de borduras con goteros y algunos árboles de sombra.

Como era claro que no queríamos renunciar al jardín aún sin agua, tuvimos que admitir que no sabíamos como construir un jardín seco. En lo primero que pensamos fue en las plantas silvestres, pero era necesario investigar y leer mucho. Contábamos con algunas plantas que habían sobrevivido al desastre, aunque la obtención de nuevas plantas fue ardua. No había apenas viveros de planta autóctona en aquel momento. Así que aparte de comprar algunas plantas en Inglaterra y Francia, la mayor parte de las que incorporamos, lo hicimos a través de semillas compradas en origen que cultivamos nosotros mismos.

Poco a poco y sin dejar de investigar fuimos construyendo el jardín a base de acierto y error, más de error que acierto y así es como hoy tenemos un jardín seco y un jardinero que sigue aprendiendo.

Si estas interesado en saber más sobre esta experiencia te proponemos que leas:

Plantas para un jardín seco en el Mediterraneo

Plants for a Dry Garden in the Mediterranean

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